sábado, 3 de septiembre de 2011

China Episodio III: de pueblos tibetanos fuera del Tibet

El Tibet es para mí un poco como la tierra prometida, desde que fui a la India que me quedé con las ganas de conocerlo y en teoría este era el momento, pero parece ser que hay cosas que se postergan..
Con la situación que tiene esa zona actualmente, las restricciones para entrar son varias. Primero hay que conseguir todos los permisos oficiales del gobierno chino, y segundo y más puñetero, hay que predefinir absolutamente todo el recorrido que se hará, comprarle el paquete a una agencia de viajes e ir acompañado siempre por un guía. Lo cual hace que el presupuesto no sea lo que se dice barato..
Así es que en parte por temas presupuestarios, y en otra parte por falta de tiempo e incapacidad de previsión, de momento el Tibet seguirá en la lista de lo pendiente.
Peeeero, como bien me había indicado la gran Laura Cabarrocas, siempre queda el famoso pre-Tibet, que es adonde decidí ir! La zona oeste de Sichuan, que limita con lo que se demarcó en su momento como "Tibet", es en la práctica cotidiana, tibetana a todas luces.
Pasamos primero por Danba, pero el lugar era más bien para hacer base y no demasiado bonito, así es que al día siguiente tiramos para Tagong, donde nos quedamos apalancados los últimos 5 días!! (creo que se me está haciendo cíclico esto de que cada 3 semanas de hiperactividad, una tengo que bajar el ritmo). Pero es que cuando por fin encontraás un pueblo bonito, da gusto poder quedarse!!
La vida de Tagong gira alrededor de varios monasterios. Llegamos justo en el momento en que había pasado a mejor vida el Lama de uno de ellos, y enganchamos ceremonia a tope. Había cola de creyentes "acreditados" para entregar ofrendas, pilas y pilas de regalos expuestos y todo adornado de miiiiles de banderitas de oración, una pasada!! No se podía entrar al monasterio si uno no estaba acreditado (y ni llegamos a entender cómo se lograba eso, como se imaginarán!) pero ya con lo que se veía en los alrededores yo me di por satisfecha!
Se notaba que había venido mucha gente de pueblos, las caras eran taan especiales! Y es que la diferencia entre los chinos han y los tibetanos es tremenda! Los hombres tibetanos tienen melenaka, van con gorros de cowboys y el chaquetón grandote como el de los mongoles pero con el brazo derecho afuera. Las mujeres mantienen mucho más los vestidos tradicionales, de fieltro negro con bordados, pero sobre todo el detalle está en la cabeza, con unas trenzas negras larguísimas y decoradas con una especie de tocado grandote (creo que en una foto se ve un poco). Claro está que a estas alturas del partido el vestido tradicional combina con unas bambas nike o una chaqueta Columbia (fake of course) pero aún así, es de lo más autóctono que vi hasta ahora!!





Con respecto al tema ofrendas, sigo flipando con el tema. No ya por las coca colas, que al fin y al cabo cuentan como "alimento", pero es que la gente deja pasta, y bastante!! Y que conste que no estoy exagerando, el remate del tema vino en el monasterio más grande del pueblo, en una sala anexa donde se ven todas las indicaciones de lugar sagrado (en plan descalzarse para entrar, no hacer fotos, no hablar fuerte..) Y cuando entramos ¿qué es lo primero que vemos? Un grupito de monjes recontando el dinero recolectado! que ya queda un poco fuera de lugar, frente al altar ¿no? Pero no contentos con contarlo a mano, luego sentimos un ruido raro y resulta que tenían una máquina de estas de los bancos, para contar!! Realmente fue demasiado para mi cariño hacia el budismo, y eso que los tenía entronados dentro de mi apego a las religiones, en fins..
El hostel en el que nos quedamos fue otra de las razones que motivó el apalanque en Tagong. Una yanqui casada con un tibetano hace años, con una hijita monísima, un gato gordo blanco, y una carta de comidas basada en productos locales de qualitè, más una salita con artesanías locales (las primeras artesanías de verdad que veo en China, me costó muuucho no consumir eh!!). Y qué decir del desayuno de pan casero con manteca de yak, café con leche de verdad y un yoghurt (tb de leche de yak) deliciosos!!! Una es que tiene sus debilidades...


Así es que aparte de comer a saco, la cosa fue un poco como en el Khovsgol pero alla tibetana, caminando por las lomadas de acá, visitando monasterios y haciendo girar ruedas de oración. Que aunque caminamos poco ¡costaba! porque ya estábamos a 3750 mts de altitud (detalle que descubrimos no sin asombro, porque como habíamos ido en bus y por etapas, no lo sentimos tanto!).


Una nota más, y ya no relacionada con el mundo tibetano sino con el chino, y es que ahora que por primera vez nos movimos en bus vimos la desenfrenada construcción de carreteras, túneles y puentes del país. No sé si en otras zonas es igual, pero en todo el camino de ida y vuelta al oeste de Sichuan parece que hubiera una virulenta batalla del hombre contra la naturaleza. Los caminos son de montaña, serpenteantes y con un unos acantilados tremendos y ahí están los chinitos agujereando, cimentando, picando, creando puentes altísimos.. Que igual parece que se van a romper en un plis plas, porque los ríos tienen una fuerza que da miedo! Pero realmente la sensación era de lucha contra los elementos a morir!!

Y bue, ya dejo, que estoy generando una tendencia a extenderme digna de mi parte de genes italianos. El próximo post, si todo va bien, vendrá desde otro país! Los acontecimientos se precipitan, ya les contaré!!

fecha real: del 21 al 27 de agosto de 2011

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