miércoles, 20 de junio de 2012

New York bajo luces menorquinas



Escribir sobre Nueva York ahora que acabo de instalarme en Menorca es casi un ejercicio de ciencia ficción. Pero fiel a mi cabezonería no podía dejar de contar la última parada de mi periplo (que tal vez no sea la última entrada del blog, aviso!).
Antes que nada explicar que la supuesta incoherencia de terminar en una ciudad como New York un viaje comenzado en Ulan Bator se debe básicamente a un gran amigo y sobretodo personaje llamado Ander Camino. Para los que no tienen el gusto de conocerlo, decir que cualquier descripción que se haga del mismo se quedará corta, con lo cual ¡me abstengo! jaja
Junto a Alexa, su actual mujer con todas las de la ley, están probando suerte en la gran ciudad y ahí me ven aprovechando el tirón y la triangulación de billetes aéreos para verlos antes de volver a Catalunya.
A esta visita se sumó mi madre, que aterrizó con una amiga suya unos días antes que yo, que solo contaba con 6 escasos días. Así es que el combinado materno-amiguil tenía todas las fichas para ser un final de viaje "com cal", como se dice por acá.
 Irene y Mami en el puente de Brooklyn, quien lo hubiera dicho!

Nomás desembarcar, lo primero fue el shock de que había algo que no cuadraba, como un cierto desenfoque. El barrio donde viven los chicos está en Brooklyn, su casa es una típica de esas de las pelis con escaleritas y fachada de ladrillos rojizos (hasta ahí bien) pero resulta que contaba con un patio, el nunca bien ponderado "backyard". Humilde si se compara con el de una masía menorquina, pero en el que había una minihuerta creada por Becky (la compi de piso),  una familia gatuna hermosa, pajaritos que venían a la mañana junto con ardillas que corrían de casa en casa, luciérnagas de noche y en suma un ambiente delicioso y bastante alejado de mi imagen de una Nueva York con edificios por doquier. 
Así es que ya de entrada levantarte y salir a tomar el café al jardincito y ver toda la flora y fauna en hiperactividad era una gozada.

parte de la familia gatuna: negro blanco (sin nombre) y Francis atrás de la planta


 Y los niños, of course!

Luego el segundo tema fue la coordinación logística, porque madre estaba en Long Island y yo en Brooklyn, gracias de la amplísima red de metro que nos salvaba la vida, y que sobretodo nos dio la primera polaroid de la city. Porque es que ese metro ¡¡era un mundo por si mismo!!! No solo por lo inmenso, sino porque ahi adentro ya tenías toda la multiculturalidad "al palo": negros, asiáticos, latinos, europeos, modernosos, llamativos, discretos, de todoooooo. Puedo decir que vi algunas ciudades con variada inmigración pero como esta, definitivamente ¡ninguna!! Podías quedarte horas mirando a la peña, pasa que claro, ¡¡había que salir a la superficie!!
Y resultó que la superficie también molaba. Y si, ya sé que todo el mundo considera NYC como una gran ciudad y es obvio decir esto, pero es que yo no soy tan fan de las ciudades, que me van más los pueblos!!  En fin, que no sé si por esperar poco o por la compañía o qué pero me gustó muchísimo.
El área de Manhattan con ese Central Park que es una pasada, los museos (que vimos por arribita nomás), las callecitas de Brooklyn,  y luego todas las cosas que cuadran con esas imágenes que hemos ido deglutiendo tras años de cine hollywoodyense, mal que nos pese a los que nos pensamos que veíamos más cine "alternativo". Realmente es increíble la cantidad de veces que decíamos con mi madre "ah! pero esto es así de verdad??" jaja. Desde los puestos de hot dogs con el poli acodado, hasta el camioncito de los helados ese de la música tenebrosa en el que siempre hay agentes de la FBI camuflados. ¡Tremendo!! Y ni qué decir cuando me tocó ir a lavar ropa y resultó que el lavarropas estaba en ese sótano en el que siempre hay un monstruo deforme o un asesino serial escondido entre los trastos, y donde la luz de la escalera no funciona... Era igual!!!!!!!!!!!!!!!!! Yo es que no dejaba de flipar.

escenas en la Gran Manzana..


En el Central Park


 Guggenheim NY, mucho mejor el de Bilbo, no es por ná..
 
Músicos en el metro y detalle de una de las paredes, en la estación del Lincoln Center
 Mercadillo Afroamerican en Atlantic


Por descontado entre las turistadas que hicimos no podía faltar la visita a la Estatua de la Libertad, que no es tan grande como se ve en todas las pelis, perdoneu, pero algú ho havia de dir...
Y la subida al Empire State que me parecía un robo (23U$D!), pero al final accedí a la petición materna...
Y cómo no, comimos hot dogs con coca-colas!! (aunque nos abstuvimos de ir a un McDonalds, pero por poco eh!!)


Liberty Statue moments


la multitud del barco, altamente más interesante que la estatua!!

                                                Las vistas desde el Empire


A pesar de que cada día las sorpresas que me deparó la city fueron positivas, aun a costa de un clima más invernal que primaveral, la indiscutida cereza de la visita fue la "party in the backyard" que organizaron los chicos aprovechando un día festivo.
Ver al público variopinto, empezando por Clyde el vecino que oficiaba de "asador" junto con Ander fue el pistoletazo de salida de una tarde surrealista. Porque claro, los horarios de cenas son sajones, y la gente empezó a llegar sobre las 18h!! Yanquis, italianos, polacos, madrileños y entremedio mi madre, intentando comunicarse con su incipiente inglés, fascinada de tanta mezcla. Todo un espectáculo!!

la barbecue!

la aportación ibérica, como podrán notar sin duda alguna!!


Becky y animando a las niñas!

Y c'est finie, que los días se pasaron volando. Luego ya fue Barna y una seguidilla de reencuentros que seguían el patrón de gritos+abrazos+brindis+manjares+charla infinita. En el medio una fabulosa visita a la Costa Brava con el super primi y amigas, donde por supuesto cumplí con el rito de bañarme en Sa Tuna, comer arròs negre y encima ver un concierto que también fue delicioso.

Y así de repente estoy ya plantada en esta isla. Que es una pasada de lugar y donde vivo con mi hermanita catalana y su novio en una casa muy bonita en el casco histórico de Mahón. Y estoy empezando a buscar curro, cosa ya necesaria a estas alturas de mi economía.
Pero la verdad siento que todavía no me cayó la ficha de adonde estoy parada. Solo sé que tengo mi ropa en un armario en lugar de en la mochila, lo cual es todo un signo de cambio. 
Pero la sensación de viaje sigue presente, en la piel, pegada como la sal cuando salgo de cada chapuzón mediterráneo.
Y por eso es que no quiero cerrar el blog, porque escribir viene juntito con viajar, y ahora que una empezó a agarrarle el gusto a todo...ayssss.
Apa, así que sin despedidas, solo con más besos a todos y un probable "to be continued", como en Hollywood, que escribir también es un vicio, y encima ¡¡es gratis!!


esta la pongo para que vean que existí de verdad, no solo como fotógrafa! jaja

1 comentario:

  1. No! si us plau! no dejes de escribir!! vivir es viajar y viajar es vivir! no por no hacer 500 km a la semana (o al día...) no se está viajando!
    Un petó molt gran de les Holandes a les Menorques!

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