domingo, 28 de octubre de 2012

Epifanía contemporánea: un Hamlet lituano en Salt

Que en este nuestro ancho mundo hay muchos mundos ya lo sabemos de sobras. Pero la cantidad que coexisten apelotonados entre Girona y Salt no deja de fliparme.

Ayer empecé la tarde cubriendo Forever Young, un musical de estética más que dudosa producido por una compañía catalana famosa: El Tricicle. Sello que equivale a éxito asegurado, como mínimo en Catalunya.
Hacían 5 funciones en 3 días, todas a sala prácticamente llena en el Teatro Municipal, el recinto más grande que hay en el festival (casi 600 butacas). A su favor solo diré que no cantaban mal (me abstengo de hacer la lista de la contra).
El público era mayoritariamente de señoras y señores de 60 años de media que reían de unos chistes que a mi me dejaban a veces inmune y otras un poco avergonzada. Gente con look dominguero, portadores de un humor festivo acorde con el ambiente que se vive este fin de semana en Girona: estamos de Fiesta Mayor, mañana es Sant Narcís, el patrono de la ciudad, al que imagino jubiloso de ver a su rebaño tomando cubatas en las barracas, entre correfocs, castellers y pregones, para recordarlo como merece (moscas incluidas!).

Sin margen de tiempo para digerir la 1h 40m de espectáculo me fui a golpe de pedal al Teatro de Salt. Ahí me esperaba una versión de Hamlet del director lituano Oskaras Korsunovas, del que me habían hablado más que bien.
Solo se hacía una función, el recinto era mucho más chico (200 y pico) pero estaba lleno también. El público era radicalmente diferente: reconocí varias caras que antes había visto actuando en obras catalanas (el Cyrano de Broggi estaba 3 butacas más allá de la mía), aparte de la cúpula del festival a pleno.
En contraposición a las risas que generó la obra previa, esta arrancaba poniéndote los pelos de punta, producto de los gritos que proferían 9 lituanos sentados frente a sendas mesitas con espejos, espetando a sus reflejos un desesperado ¿quién sos???
Mientras hacía la cerveza en el entreacto (la obra duraba 3 hs y cuarto) no dejaba de sorprenderme con el hecho fabuloso de estar viendo un Hamlet en lituano (con subtítulos en catalán, of course) en Salt. Solo por haber logrado algo así ya me saco el sombrero para con mis actuales jefes. 
Porque para los que no lo saben, Salt es algo así como los suburbios de Girona. Aunque siempre fue otro pueblo con su Ayuntamiento e identidad propias, marcada por huertos y el cauce del río Ter, al tener un número altísimo de inmigrantes no deja de ser considerado off de record con un cierto desdén (o como mínimo es mi sensación, a mes y medio de vivir en Girona y trabajar con base en Salt). 
La inmigración original de andaluces y extremeños que vino a trabajar en las fábricas textiles de la época industrial dio paso a una nueva oleada de foráneos, mucho más diversa y, por ende, más difícil de aceptar. Por las calles saltencas se ven tanto hombres barbados con sus chilabas como esbeltos africanos vestidos de los colores más extravagantes, chinos con sus respectivas tiendas, chicas con velo al lado de latinas marcando curvas.. de todo un poco, vamos. 
Y ahí, en medio de ese Salt, se hacía un Hamlet en lituano. Austero en elementos escénicos y a la vez potentísimo en actuación.
Casi agresivo por momentos, pero sin ser soez.
Un Hamlet que te recordaba que podías elegir entre dormir para siempre, con suerte soñar o actuar y rebelarte. Aceptar que con la que está cayendo, tenemos que estar agradecidos de lo que tenemos o pensar que estamos en la encrucijada justa para cambiar esquemas y tirar por otra vía. 
Buen momento para esas reflexiones, pensaba yo.
...
A la salida había copa de cava, cortesía de un sponsor. Yo charlé con colegas de la obra, saludé al director y a los actores (siguiendo los impulsos del gen Risso) y volví a agarrar la bici dirección Girona. Feliz por haber tenido la oportunidad de ver esto, de trabajar ni que sea por 3 meses con teatro, de que la lluvia haya amainado y me dejara volver tranquilamente en bici a casa.

Pero hoy es domingo, día aciago si los hay, y pienso que muy bonito todo, pero que en el público no había ninguna cara negrita, aceitunada, morenaza o chinurri. Seguía siendo esto una burbuja, un mundo más dentro de un Salt que estaría en parte en las barracas tomando birras, en parte mirando el Barça-Rayo Vallecano y en parte con sus familias en casa o en alguna esquina vendiendo hachís para sacarse unos euros ¡quién sabe!

Conseguir llevar estas obras ahí es un logro, no cabe duda. Pero falta llevar al público de ahí a verlas.
Queda muuuuucho camino todavía para la integración de este puzzle postmoderno.
Pero ¿cómo se consigue eso?? Creo que that is the question.


sábado, 27 de octubre de 2012

Antònia Font: ciclistas al poder!

 
Uno de los pocos shows de música que se hacen en el festi fue ayer, con mis mallorquines más amados: los Antònia Font.

Llegar a l'Auditori y ver que las bicis han copado el escenario ya fue una alegría.
Constatar que no son unos creídos a pesar de tampoco prodigarse en sonrisas, otra.
Lograr sentarme con relativa tranquilidad a escuchar esa especie de haikus sonoros que se han creado ¡definitivamente un logro!

3 imagenes de la diva, esperando la entrada de su público..









  Abajo, la batería en segundo plano, que creo está un poco envidiosa de "la nueva"
 

El último álbum Vostè és aquí está compuesto de mini canciones que duran un minuto y medio aprox. Para mi nada fácil como planteo de directo porque requiere un atención enoooorme del público. Piensen que a la que entrás en la canción de repente pam: ¡sanseacabó! Y no solo eso sino que ya está empezando otra, radicalmente diferente en cuanto a sonoridad, que para cuando asimilás otra vez, kaput: ¡siguiente! 
Vale que a mi personalmente me cuesta decodificar estas cosas tan fugaces, tan alejada como estoy de los mundos de twiteros, feisbuks y cosas de esas. Pero aún costándome (y pensando que ya degustaría el cd con tranquilidad en casa) me gusta que se arriesguen a hacer algo diferente y no se queden en lo de siempre que ya saben les funciona. 

De todas formas hay que reconocer que ya tienen mucho ganado. El público empezó entregado, intentando seguir el ritmo desde la primera canción (ritmo que se notaba muchas veces desconocían ampliamente!!). Y al final aplaudió tanto (a pesar que el sonido no era glorioso, tot s'ha de dir!) que los músicos tuvieron que bajar de los camerinos -el cantante con el bocata en la mano- a hacer Clint Eastwood, hit del cd anterior, completamente fuera de programa porque no pega nada estilísticamente. 
Pero la gente no quería irse, así que al finar tuvieron que salir a firmar y todo..



Abajo el momento de gloria: divo y diva together! Aunque mi ídolo real, Joan Miquel Oliver (el peladito de arriba) se mantenía en un humilde segundo plano

 Servidora hasta la 1 de la matina no salió del Auditori (cosa que por suerte en el teatro no pasa!!) pero contenta de haber visto entre bambalinas a sus estimats illencs. O sigui que: "Antònia Font, GRACISSSS!!"

Y eso, crónica de sabatina servida. Les dejo las letras de la oda surrealista a los ciclistas, y el link para quien no conozca y se anime a adentrarse en las galaxias de estos mallorquines astronautas. 

Som jo amb sa bicicleta que faig rodar es Planeta
som jo com una fletxa si veus passar una estela, 
sa calma de novembre, la mar una bassa d'oli
només veig ties bones i morques de petroli.
Vaig esquivant pedretes, sotracs i clavegueres, 
com una formigueta empenc sa geosfera, 
una hora dins Angola, mitja hora Filipines, 
m'odien es taxistes, ses velles peatones.
Per jo i tots es ciclistes
que amb una bicicleta fan circular ses coses, 
aquesta melodia, aquestes quatre notes.

http://www.youtube.com/user/antoniafontvideo


pd: Y aquí mi Puri, orgullosa aún a pesar del óxido producto del abandono en balcón de casi año y medio, feliz de estar otra vez de vuelta a la rueda, haciendo crujir hojas y reventando charcos de agua entre Girona y Salt!

miércoles, 24 de octubre de 2012

Hans was Heiri

 
Hans was Heiri: para mi, hasta ahora, el bombón del festival.
Compañía con base en Suiza pero multiculti.
Teatro sin texto pero que dice mucho.
Música, movimientos y un bicho escénico increíble.
Pasen y vean, una video vale más que mil millones de palabras en este caso:

http://www.youtube.com/watch?v=LDE4SRZxVV0&feature=player_embedded


pd: las 2 fotos no son mías como imaginarán, que me embobé con ellos por todo lo que duró el show. Solo estas bambas que me esperaban en el backstage, antes de los ensayos..


domingo, 14 de octubre de 2012

Otoño teatral

Llueve en Girona y yo estoy a un rato de irme al teatro. Es el segundo fin de semana de festival.
Las gotas que caen me transportan al pasado otoño japonés y vuelvo a ver el impresionante color del cielo antes del tifón, los bambúes moviéndonse... ayyyyy la nostalgia ¡qué mala es!! 
Pero acá y ahora es el teatro. Mucho y bien variado. Y no será un tifón asiático, no ¡pero remueve bastante!

Arrancamos la semana pasada con un MacBeth que a pocos días del estreno perdió de repente sus vocales, quedándose en un pelado MCBTH, último paso hacia su definitiva introversión. Suerte que había aprovechado para leerme la obra, pero ni aún así pude saborearla como esperaba. El universo de Rigola está fuera de mi comprensión (de momento!). De todas formas daba igual porque para mi era el pistoletazo de salida de un festival que estaba deseosa que empezara a materializarse. 
Al día siguiente me tocaba una argentina.. La primera obra en agotar entradas de todo el festival (todo sea dicho: programada en una sala pequeña) llamada Los Talentos. Buenos actores, un texto plagado de referencias literarias y un despliegue del savoir faire argento hilvanando diálogos frescos y ocurrentes, que como descubrí hacen las delicias del público gironí.
Al tercer día el rumbo cambió radicalmente y casi sin darme cuenta me subí al vapor que surcaba el río Congo, de la mano del texto de Conrad El corazón de las tinieblas, absolutamente hipnotizada por un actor belga que solo ante el peligro nos relataba su infructuosa búsqueda del Sr Kurtz, solo acompañado de pantallas que nos sumían poco a poco en la densidad de la selva. Y acá me saco el sombrero porque debo decir que fascinar a un público que tiene que leer subtítulos durante casi 2 horas porque la obra está en neerlandés ¡no es moco de pavo!

Comida dominguera mediante entré en un mundo de violencia y amores truncados. Incendis: versión catalana de mi querido Oriol Broggi de un drama de horrores de guerra del libanés-canadiense Wajdi Mouawad. Otro mundo, un puñado de actores que saltaban de una generación a otra y de un personaje a otro ágiles como gacelas. La emoción del público que sostuvo un aplauso largo y de pie no dejó de sorprenderme. Es buena, vale, pero ¿taaanto? A mi su Cyrano me gustó mil veces más, y nadie la aplaudió con ese fervor..  No quiero sacar una conclusión simplista de que a la gente le encanta el melodrama alla griega, pero no sé qué pensar..

Para rematar ese primer round me tocó lidiar con el primer combate del II Torneo de Dramatúrgia Catalana. Una cosa que se inventaron el año pasado y tuvo tanto éxito que este año empezaron a sala llena. Dos textos encargados siguiendo unas líneas concretas a dos dramaturgos catalanes, de diferentes hornadas. Dos actores x texto, que no pueden conocer al dramaturgo hasta el mismo día del combate y con el que tendrán escasas 3 horas para preparar su lucha. El público ve por la módica suma de 1€ los dos pases sin saber de qué autor es cada texto y luego vota su favorito, que así pasará a la semifinal, y de ahí con suerte a cenar al Celler de Can Roca, el premio del ganador de la final. Otra vez quedé sorprendida por la reacción del público, que parecía deseoso de sangre y votación aniquiladora.

Y así quedé medio zumbada entre tanto traqueteo escénico.. Mis sueños nocturnos se multiplicaron y enrocaron de manera increíble, y la sensación de irrealidad se agudizó por el hecho de tener fiesta entre semana (aunque reconozco que poder ir a comprar al mercado y que no hayan multitudes ¡es un luju!).

....

Tengo la extraña sensación de que aun habiendo pasado de moverme entre países primero, después dentro de una islita de 45 kms de ancho, y ahora solo pedaleando entre 5 recintos de Girona y Salt, sigo viajando.
¿O tal vez sea simplemente una estratagema mental para no caer en la rutina gris y su tendencia devoradora de toda chispa de curiosidad? No lo sé, pero tal vez también por eso mismo sigo escribiendo.